Realizar un intercambio, o un stage por un tiempo limitado es ciertamente el camino más fácil, y tiene la ventaja que puede transformarse en algo más, sea un trabajo, o una estancia más permanente. También es ciertamente úil, en el caso de no estar seguro de si la aventura del extranjero te va a gustar o no. Y luego, en honor a la verdad, hay quien lo escoje porque la presión a la que uno se ve sometido es generalmente menor.
Los títulos no universitarios hay que verlos con cierto recelo, aunque obviamente siempre hay excepciones. El caso más general pero, es el de Institutos adscritos de una forma u otra a una Universidad, pero hay que tener en cuenta que no imparten títulos universitarios, y no pueden ser convalidados en otras instituciones. Por lo tanto hay que tener en cuenta que lo que vamos a sacar de los cursos en cuestión va a ser -fundamentalmente- contactos en el lugar donde se imparten y -dependiendo del prestigio de la escuela- cierto reconocimiento.
Los intercambios son, en la gran mayoría de los casos, el primer contacto con el extranjero para el estudiante. Se consiguen por medio de la Universidad del país de procedencia, por medio de la secretaría de la propia Universidad, o a través de algún profesor con contactos en el extranjero. Una vez en la Universidad extranjera, no es difícil prolongar la estancia, o dar el salto hacia la obtención de un título. El gobierno es otra fuente de dinero para intercambios, pero generalmente se puede accedir a el a través de la Universidad también.
Cada Universidad es un mundo aparte, y para consejos adicionales, debe acudirse a la Secretaría. En cuanto a probar a través de un profesor, hay una regla de oro universal. Nadie regala nada, especialmente si se tiene algo a perder. Raros son los casos en los que un profesor proporciona un contacto sin conocer profundamente al alumno, y en la mayoría de los casos, sin comprobar su capacidad de trabajo en el laboratorio o en la biblioteca. O sea, primero trabajar y demostrar, luego pedir.